- II -
Señales en el Cielo y en la Tierra
en el Final de los Tiempos

"25 Entonces habrá señales en el sol, y en la luna, y en las estrellas; y en la tierra angustia de gentes por la confusión del sonido de la mar y de las ondas: 26 Secándose los hombres á causa del temor y expectación de las cosas que sobrevendrán á la redondez de la tierra: porque las virtudes de los cielos serán conmovidas. 27 Y entonces verán al Hijo del Hombre, que vendrá en una nube con potestad y majestad grande." (El Santo Evangelio Según San Lucas, 21:25-27).

"Y daré prodigios arriba en el cielo, Y señales abajo en la tierra,..." (Hechos de los Apóstoles 3:19).

Las Señales que han estado aconteciendo en el cielo desde el año anterior 2014, y en este año 2015, y las que se seguirán cumpliendo por lo menos hasta el Año 2017, han sido interpretadas como Señales inequívocas (muy similares a las que acontecieron algunos años anteriores a nuestra Era Cristiana que anunciaron EL NACIMIENTO ESPIRITUAL de Nuestro Señor Jesús El Cristo) anunciadoras de la inminente llegada del Hijo del Hombre.

Mas es necesario entender que El Hijo del Hombre tiene varios significados.

El Hijo del Hombre es, por Excelencia, Nuestro Señor Jesús El Cristo, que a sí mismo se llamó casi todas las veces "El Hijo del Hombre".

Mas Su Segunda Venida será después del Cataclismo Final que se avecina, y en la futura Tierra Prometida, en la Edad de Oro.

Por lo cual, cualquiera que se presentare por estos tiempos diciendo que es Jesús El Cristo, esa sería una prueba de ser un falso mesías, así tenga poderes y haga milagros.

Cuando un Iniciado levanta dentro de él al Hijo del Hombre interior, se convierte en un auténtico Hijo del Hombre. Mas no se debe de confundir a un Iniciado que se convierte en un Hijo del Hombre, con Nuestro Señor Jesús El Cristo que tiene el mismo Cuerpo Resucitado de hace unos dos mil años y que es el Hijo Unigénito del Padre Celestial.

El Hijo del Hombre es también las Humanidades Angélicas y Cristificadas de otros Planetas Superiores que vendrán en Sus Astronaves de Luz sobre las Nubes del Cielo a rescatar desde los cuatro puntos cardinales de la Tierra a los hombres y a las mujeres que por su fidelidad en la práctica de las Enseñanzas Esotéricas u Ocultas del Evangelio del Reino que es La Gnosis Eterna, merezcan ser llevadas a un lugar seguro antes del Cataclismo Final que se avecina.

El Hijo del Hombre es también Henoch, cuya reencarnación en estos tiempos del fin ha sido anunciada en algunas Escrituras.

El Hijo del Hombre como Henoch o Metratón Sar haPanim (Metratón el Príncipe de los Rostros), es el Profeta Moisés o Shilóh, al que en el Talmud y en el Zóhar se le identifica con "El Consolador" (el "otro Consolador" del Evangelio), y con el Profeta Moisés mismo. Él viene entre y sobre las "Nubes" del Esoterismo Crístico de la Sagrada Toráh que es la Ciencia de la Kabbaláh contenida en El Zóhar del Gran Rabino Simeón ben Yojai y de Isaac Luria.

Esotéricamente la "Nube" es una alusión a la Sagrada SHEJINÁH que es "LA PRESENCIA DE DIOS", el Aspecto Femenino de Dios.

En el "Libro 1 de Henoc", a Henoc se le llama "Hijo del Hombre", en donde el Santo, Bendito Sea Su Nombre, le dice (a Henoc):

"- Tú eres el Hijo del Hombre que naciste para la Justicia; ella ha morado en ti, y la Justicia del 'Principio [o Anciano] de Días' no te dejará.
Y añadió:
- Él invoca para ti la paz en nombre del siglo venidero, pues de ahí ha salido la paz desde la creación del mundo, y así será contigo por los siglos de los siglos. Todos marcharán por tu camino, no dejándote la justicia nunca. Contigo será su morada, contigo su suerte, y de ti no se separarán por los siglos de los siglos. Habrá así largura de días (en la época) de ese Hijo del Hombre, y tendrán los justos la paz e irán por el camino recto en nombre del Señor de los espíritus eternamente." ("Libro 1 de Henoc", Capítulo 71).

El Libro de Henoc ya era conocido por los Apóstoles de Nuestro Señor Jesús El Cristo, pues es mencionado en La Epístola Universal de San Judas Apóstol, 1:14.

"Henoch fue Metratón, Su Neshamáh [Alma] fue [del Nivel] de Zehira lla'a... [Del Nivel del Anciano de los Días]." (Isaac Luria).

"... Pues nadie más que tú (le dice Simeón ben Yojai a Moisés) puede usar Metratón Sar haPaním, puesto que tu nombre se sugiere en las iniciales del suyo, pues las letras iniciales de las palabras Metratón Sar HaPaním son Mem Schin He, que forman la palabra Moshéh (Moisés)." (El Zóhar).

"13 Miraba yo en la visión de la noche, y he aquí en las nubes del cielo como un Hijo de Hombre que venía, y llegó hasta el Anciano de grande edad, é hiciéronle llegar delante de Él. 14 Y fuéle dado señorío, y gloria, y reino; y todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieron; su señorío, señorío eterno, que no será transitorio, y su reino que no se corromperá." (Daniel 7:13-14).

Yeshúa (Jesús) y Metratón (Henoch) ambos son "Sar haPanim" ("Príncipe de los Rostros"), porque Yeshúa es El Hijo del Padre Celestial, El Cristo; y Metratón es el Espíritu Santo del Padre Celestial y del Hijo, el "otro Consolador".

En el Talmud de Babilonia ("Babylonian Talmud: Tractate Sanhedrin, Sanhedrin 98b"), con relación al Nombre del Consolador, del Espíritu Santo del Anciano de los Días, está escrito:

"¿Cuál es su nombre? (...) Su nombre es Shilóh, porque está escrito, hasta que venga Shilóh (Génesis 49: 10) (...) Otros dicen: Su nombre es Menahem el hijo de Ezequías, porque está escrito: Porque Menahem (el Confortador) [*] que aliviará mi alma, está lejos (Lamentaciones, 1: 16) . Los Rabinos dijeron: Su nombre es el discípulo (pupilo, estudiante, erudito, alumno, instruido) leproso, como está escrito: "Ciertamente él ha llevado nuestras penas (culpas, angustias) y cargó nuestros dolores: aún así, lo consideramos a él un leproso, golpeado violentamente por Dios, y afligido..." (Isaías, 53: 4) (Talmud de Dabilonia, "Sanhedrín", 98b).

[*] "El Confortador" es El Consolador, el Espíritu Santo.

En El Zóhar, Simeón Ben Yojai dice claramente que Shilóh es Moisés:

"... Hasta que viene Shilóh: este es Moisés,..." (El Zóhar, Volumen I, Sección "Bereschit").

En un aspecto El Hijo del Hombre es Yeshúa Sar haPanim que es Nuestro Señor Jesús El Cristo.

En otro aspecto El Hijo del Hombre es Henoch o Metratón Sar haPanim que es el Profeta Moisés, el "otro Consolador", el Espíritu Santo del Padre y del Hijo El Cristo Nuestro Señor y Su Fiel Servidor, Su Pastor Fiel.

Encarnar al Hijo del Hombre dentro de nuestro corazón es indispensable para poder lograr la Salvación del Alma, porque Él Es Nuestro Salvador (Yeshúa) Interior.

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